Señor, concédenos comprender la necesidad de profundidad en nuestro movimiento, en lugar de una gloria superficial. 

Convéncenos de que los programas vistosos no constituyen el éxito.

Dios mío, danos un espíritu de abnegación para que podamos ofrecerlo todo por tu causa: nuestro tiempo, nuestras habilidades, nuestra salud e incluso nuestras vidas si es necesario. Infúndenos valentía en nuestras iniciativas, buen juicio al elegir los medios correctos y esa determinación que, a pesar de los fracasos, asegura la victoria.

Aléjanos de las pequeñas rivalidades, las susceptibilidades, las descortesías, el orgullo, todo lo que nos distrae de ti, todo lo que nos divide o nos desanima. Ayúdanos a mantener en un alto nivel una caridad significativa, sobrenatural y mutua entre nosotros, para que cada uno busque con preferencia las tareas más humildes y se regocije con el bien realizado por los demás, para que todos nuestros espíritus, unidos en un propósito común, tengan un solo espíritu, Tuyo, Jesús, y que este espíritu nos permita ver tu atractiva bondad reflejada en todos nuestros rostros, tu cálido acento en todas nuestras palabras y en nuestras vidas algo superior al mundo, algo que proclame tu presencia viva entre nosotros. Amén.
Líder: Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de las Américas.
Todos: Ruega por nosotros.

Líder:  San Pablo, Patrón de Cursillos

Todos:  Ruega por nosotros.